viernes, 29 de junio de 2018

Alergias e intolerancias alimentarias

En la actualidad, es frecuente encontrar niños con alguna alergia o intolerancia a algún alimento. Pero a pesar de que cada vez hay más casos, aun hay personas que dudan entre ambas afecciones.
- Alergia alimentaria:
Es una reacción que se produce en el cuerpo cuando este interpreta, erróneamente, que lo que ingerimos es dañino para nuestro organismo. Para luchar contra esa "amenaza", el sistema inmunitario fabrica inmunoglobulina, sustancia encargada de luchar contra los patógenos que entran en nuestro cuerpo que provoca la liberación de histamina. Esta última, resumiendo, es la causa de los síntomas de la reacción alérgica.

Una vez que el organismo ha identificado un alimento concreto como alérgeno, en las siguientes ingestas, el sistema inmune actuará contra el, produciéndose una reacción alérgica instantánea más o menos grave  tanto por la ingestión, como por entrar en contacto o inhalar partículas de esa sustancia. Una reacción alérgica grave puede causar la muerte de la persona.
Las alergias alimentarias más comunes en niños son al huevo, la leche, los cacahuetes y/o frutos secos, la soja y el trigo, y deben ser diagnosticada por un especialista.
Este tipo de alergia en la infancia suelen ser "transitorias", es decir, pueden desaparecer cuando crecen, pero a veces les acompañarán hasta la edad adulta.
La única forma de evitar una reacción alérgica es evitar el contacto con el alimento en cuestión.

Intolerancia alimentaria:
Aunque pueden (y suelen) confundirse, a diferencia de las alergias alimentarias, en las intolerancias no está involucrado el sistema inmunitario. El mayor problema de las intolerancias es que al no identificarse como tales o no encontrarse la causa del malestar, si se sigue consumiendo ese alimentos, aditivo o fármaco que causa la reacción en el organismo, puede desembocar en una enfermedad crónica.
Existen intolerancias de varios tipos:
- Intolerancia metabólica provocada por déficit enzimático: hay una enzima que el organismo no produce, o no lo hace en la suficiente cantidad, por lo que el alimento, o nutriente no se digiere de forma correcta, provocando una digestión incompleta de este. Puede cursar con aparición eczemas, reuma, rinitis, ansiedad, dolor e inflamación abdominal, diarrea o estreñimiento, vómitos... Y ocasionar trastornos por malabsorción. Algunos ejemplos, son la intolerancia a la lactosa y a la sacarosa.
Intolerancia inespecífica: esta se da tanto en personas sanas como enfermas sin conocerse el motivo y la causa es el propio alimento e incluso el modo en el que se consume (por ejemplo el huevo, puede "sentar mal" a una persona si lo toma poco hecho, pero si está bien cocido, su organismo lo asimila bien). Al igual que en la intolerancia metabólica, puede causar problemas digestivos, respiratorios, neurológicos, de piel...

Celiaquía o enfermedad celíaca:
Hablo aparte de este trastorno porque en una enfermedad por sí sola, con síntomas que pueden parecer comunes pero con una mecánica y causa diferente. Os resumo brevemente en que consiste pero le dedicaré otro post solo a ella.
La celiaquía comúnmente se la conoce como "intolerancia al gluten", pero no es una intolerancia.
Se trata de un proceso autoinmune (las intolerancias no tienen respuesta inmune), en el que la respuesta inmunitaria del organismo ante el gluten, desencadena una reacción anormal, en la que se producen diversos anticuerpos, que atacan cualquier parte del cuerpo, no solo el sistema digestivo como se creía hasta hace unos años. Si no se detecta o no se elimina el gluten POR COMPLETO de la dieta del enfermo, la celiaquía puede provocar a la larga trastornos graves como cáncer digestivo, enfermedades cardiovasculares, infertilidad, trastornos neurológicos, osteoporosis y otras enfermedades autoinmunes como el lupus.
Si quieres saber más sobre la enfermedad celíaca visita el siguiente post 😉

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